De
nosotros mismos a través de las nuevas circunstancias. Dejar las rutinas que
nos son familiares puede darnos un poco de miedo. O mucho. Hacernos sentir
perdidos y pequeños. Como un barquito en
medio de un océano. Quizá si nos dejamos fluir, nos abrimos a los nuevos
comienzos, nos demos cuenta que toda nuestra vida nos ha ido preparando para
esto que ahora empieza. Entonces aumentemos la confianza y energía para disfrutar
del proceso y todo lo nuevo que vaya viniendo. Oportunidades y experiencias.
Puertas que se cierran y quedan atrás. Puertas que se abren por las que debemos
transitar. Con fe y gratitud, pero sin forzarlas. Como jugando un poco. Como
algo natural. Hasta con diversión y relajación. Permitiendo una mayor afluencia
de ideas, energía, conexiones espirituales y guías para actuar. Inspiración para contemplar la vida y dejar que los deseos del alma se vayan
descubriendo y manifestando.
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