miércoles, 12 de julio de 2017

Inspiración



Atraer la belleza exterior al corazón. Transformarla mediante una inspiración que pareció despistarse.  Perderse, marearse, hasta casi dejar de existir.  Pero sigue estando en algún lugar  aunque por un tiempo no parezca. Y vuelve a infundir en el ánimo ideas, composiciones  artísticas bajo cualquier nombre. Para devolverlas entonces al universo que prestó tanta gracia y un montón de maravillas, si se ha sido capaz de percibirlas. Llenarse de aire nuevo. Concentrarse demasiado en algo, puede hacer perder la visión del resto. Respirar y fluir. Recuperar esa visión cosmogónica. Encontrarla en el romper de una ola en una noche de luna llena. En el sonido del mar en el más absoluto silencio. En las chicharras siesteras de verano. En los brotes de las plantas y árboles en agosto, presagiando la primavera. En los colores que tenían las flores hoy, después de tanta lluvia. En los abrazos amigos que escuchan y sostienen, sin interés personal ni oportunismos. Y al mismo tiempo esperan, porque saben que se  va a llegar. Encontrar belleza aún en el dolor. Amor en el sufrimiento y también en el miedo. ¿No es el amor que mueve todo y está en todos? Si cada ser humano lleva consigo el germen de la chispa divina, todos somos capaces de generar, inspirar, dar, recibir y aceptar amor. ¿No es eso un milagro? Hasta en las situaciones más tenebrosas o difíciles. O precisamente ahí, es cuando más se notan los destellos de luz y las personas que hacen la diferencia. Y no importa nada más.

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