martes, 16 de mayo de 2017

Cerrar círculos



Es necesario. Aliviana. Todo aquello que se aleja de la verdad y lo simple, lo sencillo, lo puro, pesa. Es vital dejarlo ir. Imprescindible para seguir un camino de autenticidad y armonía, si es el que uno elige. Cuando llega el momento se sabe, se siente. Sin buscarlo y sin desearlo, se puede dejar de querer inesperadamente a alguien. Simplemente deja de tener importancia o poder alguno. Si no se suelta solo, se lo despega con todo cuidado y amor por uno mismo hasta que no se percibe ni el reflejo. Entonces, una reluciente y despabilada paz asoma. 

En circunstancias especialmente difíciles, las personas suelen revelar  su verdadero ser. Su más pura esencia. Encontrarse cara a cara y por sorpresa con “no virtudes” ciertamente que se alejan de toda  bondad, amor, luz y  verdad puede ser desagradable y doloroso. Las mentiras alejan. La falsedad aniquila.  Pero solo por un corto lapso de tiempo. Hasta que se deja de tratar de entender lo inentendible. De explicar lo inexplicable.  Se acepta con naturalidad y ¿alegría? Ya no tiene lugar en el propio universo. Ningún lugar.

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