¿O noche de complementos? De amor
con desamor. De encuentros perdidos. Y desencuentros conocidos. De soledades
obvias. De decepciones esperadas y sueños
de cosas imposibles. Noche de mayo fría. De amor sin pasión y viceversa. De fé
y paciencia flacos. Noche de buscar templanza, luz para ver y calma para obrar.
De almas nuevas por nacer planeando en
el aura de mujeres fértiles para aterrizar. Noche de mayo extraña. Entre
tiempos nuevos, en los que algún tipo de magia se acerca, inexorable, buscando resultados contrarios
a las leyes establecidas. De amantes que
no se aman y de enamorados que no se encuentran. Aunque se busquen. Noche que va pasando con seducciones de ánimos
cautivados. De resistencias doblegadas aún con otras inspiraciones eternas. De rendiciones enfundadas en vestidos negros.
Noche de mayo de aceptación de debilidades. De dulzura empalagosa pero a veces
necesaria. Siempre, con arte y amor interpretada. Y de la misma forma
olvidada. Noche de silencios ¿confusos?
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