sábado, 13 de febrero de 2016

Palco balcón


Se dice que los nombres determinan. Pueden ser  lindos, feos, de moda, bíblicos, snob, rítmicos, de príncipe, en honor a alguien… y hay otros raros. Eleuterio Fernández es precisamente un nombre raro. Y él es raro. 

Ana lo conoció  un sábado del año pasado en clase de escenografía. Cuando los presentaron él la observó fijamente durante un rato y la mirada se le perdió. No escuchaba. Ella hablaba pero no obtenía respuesta alguna. De repente volvió y le dijo que fuera a esa clase más seguido, que le escribiera el nombre de Facebook para agregarla al grupo y que los sábados la iba a estar esperando, que era un lindo equipo. A ella no le gustan mucho las reuniones de artistas en general. Dice que la mayoría son enamoradizos y en extremo liberales. En todos los sentidos en que se puede serlo. De modo que no va a todas las tertulias, solo a algunas. 

Eleuterio al principio era muy cortés, aunque siempre manifestó su particularidad en la mirada. Como Ana es muy friolenta, él le acercaba la estufa en el taller. Los enchufes y los hilos que ella iba necesitando, la luz, los materiales, le acercaba todo. Se tornó un poco obsesivo . Leía todo lo que ella escribía y se aprendía los párrafos de memoria. Decía que la admiraba como madre y que él la iba a cuidar. Le escribía ocho mails por día, aunque al principio no los firmaba. Ella dejó de publicar por un tiempo. Hasta dudó de su escritura, que es lo que mejor la define. Hay personas que inspiran, que potencian y sacan lo mejor de una. Que dan luz y animan a hacer lo que más se disfruta.  Hay otras que aplastan el vuelo en un segundo. 
 
 Un día la escuchó hablar con las otras vestuaristas. Pasan muchas horas juntas. Todas saben que  a Ana le encantan los palcos balcón del teatro. Desde donde el ballet y la ópera se ve distinto. Se entra a cada uno por su propia puerta y tiene sus  butacas, banqueta, cortinas. Como una pequeña habitación con balcón hacia el escenario. Da una sensación de estar a solas con la obra. De apreciar todo sin el menor reparo en tener a un desconocido al lado. Ana siempre dice que son para ir con un amor y en algún momento cerrar las cortinas , quedarse en el privado un rato y tener un romance intenso pero cuidado. Después que Eleuterio la escuchó, firmaba los mails y aumentó su cantidad en quince por día. Ana es buena con las palabras y conversando con las personas, así que un día lo citó. Los maestros con más años dicen  que todo lo que ocurre dentro del teatro está impregnado de la emoción que se vive ahí. Discusiones y romances. Así que cualquier diálogo en  serio es indispensable que sea en otro lugar.  A dos cuadras conversaron todo lo que fue necesario para neutralizarlo. Y  resultó. Eleuterio no la llamó ni le escribió más. 

La semana pasada se cruzaron y él la invitó a la primer función de la ópera de cámara . Ella no aceptó. Pero él le dijo que no importaba, que ya iba a haber oportunidad.  Que había comprado abonos para palco balcón alto lateral para toda la temporada 2016.

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