Desde que nacemos nos enseñan y preparan para muchas cosas .
Para ser amiga, esposa y mamá. Buena alumna y llevar la bandera con elegancia. Ser la preferida y bancárselo. Ir a cenar con las mamás del
colegio. Armar y dirigir una empresa, pequeña o grande. Ser jefa y empleada. Incursionar en el
comercio electrónico. Configurar una página web llena de datos inútiles e indescifrables. Bordar un tutú con extrema gracia y belleza. Elegir quien va a
volar en él. Nos preparan para técnica de punta y media punta. Para dibujar
figurines durante varias noches y pintarlos con acrílico y pincel chato. Emocionarnos con un personaje, quererlo y
soltarlo a su propia suerte. Hacer una especialización en redactar textos
académicos. Organizar una casa, unas vacaciones y la vida de todos. Hacer acopio de libros
que nunca van a ser leídos. Ser gran creadora de listas: de super, de
cosas por hacer, por comprar, por leer, por estudiar, por averiguar…listas….ser
una gran listadora Educada , paciente y flexible . Moverse fluidamente en el comedor
de una villa y en una cena de gala en el Tattersall de Palermo. Regatearle
a un judío en el once. O a un chino. O a un chino judío y que haga una factura de
la compra. Nos preparan para creer en los cuentos de hadas como en la Biblia misma. Y para
el porrazo magistral que nos llevamos cuando entendemos que existen
solo en los libros. Para cambiarle la cuarta cuerda a un violín , pasarle
resina y afinarlo. Para ver las estrellas y distinguir si está Orión o
Escorpión. Buscar las fugaces. Entrecerrar los ojos y quedarse
dormida. Es un arte, también requiere su cuidado. Nos pueden preparar para una infinidad de cosas y situaciones.
Pero nadie nos puede preparar
para el amor y el miedo.
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