lunes, 26 de junio de 2017

Estar presente



En la realidad. Sin tratar de entender el ayer. Sin pensar cómo será mañana. Disfrutar de la música que estoy escuchando ahora y de mi té de jazmín y menta. No apurarme a terminar mi diario como pretendí en algún  momento.  Le quedan pocas páginas antes de empezar el próximo. Escribir con todos los colores y detalles que me plazca. Elegir la pluma. Disfrutar estos últimos detalles. Hasta puedo garabatear pequeños dibujos en los márgenes. O pegarle una linda hoja de otoño color granate. Así me queda un recuerdo más vivo de estos días. Me toquen alegrías o tristezas. No desestimar las primeras y tampoco rehuir o apurar las últimas. Aprender a aceptar y celebrar cada cosa como se presente. Sea una lágrima o una risa. No apurarlas aunque tampoco estirarlas. No es sencillo, pero es sabio, creo. Que si termino de incorporar esto, habré vuelto a encontrar mi paz, mi equilibrio y mi armonía.  

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