La Madrecita cariñosa pertenece
al género de los gnomos, guardianes de la sabiduría de los espíritus y del
corazón. Es más vieja que la humanidad. Ha podido disfrutar el amanecer de muchos
tiempos, pero también ha sufrido la
extinción de los mismos. Cuida los misterios femeninos, a su manera. Conoce los
momentos justos y las ramas de la vida. Hila en cuevas subterráneas, tejiendo
la alfombra de la existencia. Aparece de la nada, cuando se presentan situaciones
nuevas, desconocidas , nunca antes vividas para un ser humano que no sabe qué
hacer ni cómo. Esas que pueden agitar o turbar. Se sienta junto a la
persona atribulada y pide signos de pureza en el corazón o alguna virtud
latente. Mira si esa persona está preparada para atravesar la puerta al próximo
nivel. Para poder librarla de todo peligro o riesgos. Si alguien la llega a ver, desaparece. Pero
luego vuelve a concluir lo que había comenzado: traer sosiego y calma.
Armonía y reposo. Ella es serena, compasiva y sabia. Reconoce a los seres
humanos, ve sus luces y sus sombras, pero no los juzga. Es la intermediaria
entre dos mundos: la sabiduría del corazón y las aspiraciones egoístas. Puede
poner pruebas a la fuerza y al valor. A veces solo son superadas con su ayuda, pues requiere entre otras cosas, buena disposición,
amor al prójimo, capacidad de sacrificio, respeto, compasión, confianza,
capacidad de compartir y disposición para servir a los demás. Pide llevar a
cabo tareas, que si son realizadas, da
por terminados los asuntos inquietantes y las molestias. En su lugar aloja paz y
tranquilidad. Ella conoce todas las formas de vida y tiene en sus
manos los hilos del destino.
me gusta mucho este
ResponderBorrar