Palabra extraña si las hay, ni el
diccionario de la Real Academia es muy específico sobre ella. Sin embargo en el
último tiempo se ha puesto de moda en el rubro empresarial. Sería algo así como
dar un volantazo, cambiar el rumbo de manera ágil y eficaz. Torcer hacia otro
lado, variar la estrategia o cambiar el objetivo.
¿Se puede o se debe pivotar en la
vida? ¿Pivotamos habitualmente, estamos acostumbrados a ello o suena tan
extraño como a mi me suena esta palabra reinventada? Podría ser bueno. Suena a
aventura. Adaptación. Flexibilidad. Rapidez (pero reflexiva) en la toma de
decisiones. Si más del cincuenta por ciento de las empresas de Sillicon Valley
sobrevivieron pivotando…¿por que no lo haría yo que ni siquiera llego a
arriesgar tantos millones de dólares? Mente abierta tengo, según mis
parámetros, miedo a experimentar (en el sentido de arriesgar para ver qué
resulta y qué no) creo que no tengo y agilidad para poner en práctica las ideas
seguro que sí.
Dicen los precursores del Lean
Startup que pivotar no es fácil y requiere mucha reflexión. Analizar las
diferentes opciones y estar convencido antes de virar hacia el nuevo rumbo. Además descubrir el momento adecuado es clave,
fundamental. Adaptabilidad y rapidez pero sobre bases sólidas, fundamentadas y
validadas. ¿Vendría a ser como una
aventura estudiada con muchas probabilidades de éxito, no tan azarosa ni jugada? ¿Sigue siendo una propuesta tan interesante incluyendo tanto estudio para minimizar los riesgos? ¿Cuándo fue la última vez que pivotamos para ser quienes somos hoy? ¿Cuándo fue el momento en que tuvimos que dar el volantazo (o no nos hemos animado y no lo hemos dado) para ser hoy las personas que somos con todo lo que eso implica (y no)?
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