miércoles, 22 de junio de 2016

Siete veces por día



Se pueblan de un vacío y una soledad espeluznantes. Se siente una ciudad sin ella. Un mundo sin ella. Siete veces por día un desmayo se quiere imponer. Pequeños puntos plateados salpicados en el aire. Las personas se hacen más lejanas. Las palabras no salen. Cuesta pensar. Cuesta todo. Las piernas tiemblan. Las manos a veces también. Siete veces por día invaden todos los miedos del mundo. Todos. Hold your horses , viene en un recuerdo. Que se repite veinte veces. A veces resulta, otras no. Los horses están a punto de desbocarse. Pero no, no lo hacen . No pueden.  Necesitan permanecer encarrilados para hacer lo que es necesario hacer. Siete veces por día el llanto abruma, despedaza, destripa, aunque no se quiera. ¿Cómo es que cambia tanto todo de repente? Siete veces por día se piensa el plan A. Y otras siete ,el plan B. Asoman  recuerdos de toda una vida. Como si el cerebro y el corazón fueran un disco duro donde se van grabando recursos para ser usados cuando se necesiten. Como el cuadro con el poema de Rudyard Kipling  donde decía “Si puedes conservar la cabeza cuando a tu alrededor todos la pierden…serás un hombre, hijo mío” Algo bueno debe haber en ese esfuerzo de conservar la cabeza en un contexto revolucionado. Siete veces por día las cosas cambian de sentido. Algunas dejan de tenerlo y otras comienzan a tener uno nuevo. El mundo y yo no estamos congeniando.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario