Teniéndolo todo y más de lo que hubiera soñado, se dio
cuenta de que no tenía nada. Quiso dejar espacio para que su brillo y su
frescura volvieran a aparecer. Entre susurros de miedo sin
nombre, huyó justo antes de su boda con Poseidón. Los silencios le hablaron y
su corazón quedó embriagado de libertad. Sus dones y su belleza se habían tornado obsoletos. Ya no le interesaban ni
podía nadar en ellos. Como si fuera otra ninfa, pero no de su mar. Quiso dejar
espacio para el misterio alejándose del desgano, la seguridad y la comodidad
que le daba ser la esposa del dios griego del mar. Los espacios vacíos suelen ser necesarios para
permitirse ser lo que uno es. Dejó de llenarse con cosas que creía que
necesitaba. Que le quitaban paz, aunque nadie lo notara. Ni siquiera Poseidón.
Pero fue traída de vuelta por un delfín.
Entonces aceptó sin comprender, sin esperar y sin especular. Cambiaron sus
enfoques y prioridades. A qué le
dedicaba su tiempo y de qué manera.
Anfítrita viaja sobre las olas como Señora de
los Mares, montada en una carroza. El delfín fue condecorado en el cielo en
forma de constelación
Insight...(el delfìn tiene nombre?)beso
ResponderBorrar¡Delfino! Así dice la leyenda...
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