lunes, 4 de abril de 2016

Cambiar de perfume



Viene bien cada tanto. Organiza las memorias y los recuerdos. Parece así el aire ser distinto. De cambio. De dejar cosas atrás prudentemente. Y empezar una nueva etapa. Una se siente y se cree distinta. Aunque el documento de identidad sea el mismo. La debilidad por los chocolates y el strudel persistan. La música clásica y la electrónica sigan coexistiendo. Al igual que los mismos sueños y las mismas dantescas contradicciones. De eso nada cambia. Aunque la semana empiece renovada, claro con otro perfume.

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