Se me esfuma de a ratos. Se desdibuja. Ojalá me encuentre, así creo.
Que mientras hay vida, hay
posibilidades. Que los garabatos indescifrables
del cuadernito se van a aclarar. Igual que el corazón. Cuando se siente claro,
se piensa claro. Y se escribe de todas formas. Que el cabello enredado sobre la
almohada va a descansar en una húmeda noche de lluvia. O se va a enredar más en
otra almohada y otra cama. Pero la misma lluvia. Y va a descansar igual. Que las mosquitas grises
aleteando desconsoladas en la soberanía de
la noche, van a encontrar su lugar y su paz. Y ya no van a agobiar. Ni a
marear. Ni cansar. Que las personas que aman con el
corazón son más que las que aman con el intelecto. Y una lluvia de estrellas
multicolor las envuelve y las resguarda en una noche de abril. En una lluviosa
noche de abril que no quiere quedar en el olvido.
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