O falta de ella. A veces no es
necesario tener todas las respuestas ni las soluciones inmediatas. Sobre todo
si no existen. No es necesario motivar ni tratar de consolar con un optimismo
ciego y absurdo. Algunos hombres piensan que tienen que resolver todo. ¿Será
un tema cultural? O que les gustaría ser
Superman. Puede ser tan sencillo como acompañar . Hasta sin palabras. Con un té
de jazmín. (Un té o un chocolate amabilizan
cualquier momento. A mí me convencen fácil. ) O puede ser tan obvio como decir
que es razonable preocuparse. Que la situación es difícil. Que cómo sigue,
nadie lo puede saber. Y que lo único que supera y trasciende todo eso son los
ratos alegres, divertidos, amorosos que hemos pasado. Y todos los que nos van a iluminar. La chocolatada en lo de Chabel el viernes que llovía. Los brownies
que se nos quemaron y que igual, Oso se comió de la mesada. Las tardes de cine
que inventábamos en casa y hacíamos pop dulce y salado , aunque después casi
nadie comía. Cuando miro para atrás, veo esas cosas que fueron pasando desapercibidas. No recuerdo
otras importantes. Tal vez haya que concentrarse en esas. En la magia
cotidiana. Que nos impregna de a muy poquito sin darnos cuenta y al final es lo único que parece sobresalir. No es necesario tanto, en realidad.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario