miércoles, 27 de abril de 2016

Un poco de magia y empatía



O falta de ella. A veces no es necesario tener todas las respuestas ni las soluciones inmediatas. Sobre todo si no existen. No es necesario motivar ni tratar de consolar con un optimismo ciego y absurdo. Algunos hombres piensan que tienen que resolver todo. ¿Será un tema cultural?  O que les gustaría ser Superman. Puede ser tan sencillo como acompañar . Hasta sin palabras. Con un té de jazmín. (Un  té o un chocolate amabilizan cualquier momento. A mí me convencen fácil. ) O puede ser tan obvio como decir que es razonable preocuparse. Que la situación es difícil. Que cómo sigue, nadie lo puede saber. Y que lo único que supera y trasciende todo eso son los ratos alegres, divertidos, amorosos que hemos pasado. Y todos los que nos van a iluminar. La chocolatada en lo de Chabel el viernes que llovía. Los brownies que se nos quemaron y que igual, Oso se comió de la mesada. Las tardes de cine que inventábamos en casa y hacíamos pop dulce y salado , aunque después casi nadie comía. Cuando miro para atrás, veo esas cosas que fueron pasando desapercibidas. No recuerdo otras importantes. Tal vez haya que concentrarse en esas. En la magia cotidiana. Que nos impregna de a muy poquito sin darnos cuenta y al final es lo único que parece sobresalir. No es necesario tanto, en realidad. 

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