martes, 31 de mayo de 2016

A Tritón se le fue la mano



Cuando una sirena o un ser elemental del agua está lastimado por obra de un ser humano, Tritón toca su caracola para elevar las olas. De esta manera desencadena tormentas. Provoca inundaciones costeras. Hace naufragar a los barcos y ahuyenta a las personas. Pero esta vez se pasó. Tocó tan fuerte que no solo las olas se encresparon, sino que atrajo un viento nórdico imposible soplando con una crueldad innecesaria. Todo se congeló y se cubrió de escarcha y témpanos de hielo. Alejó de manera forzosa a barcos y a personas. El lugar quedó sin vida a su paso.  Tritón espantado se durmió -decía que en sueños la esencia se ve mejor- y trató de remendar ese mundo, ya sin encanto. Pero fue inútil. Pronto se dio cuenta de que ningún suspiro iba a volver. Que el vacío no se iba a llenar. Que hasta los puentes de amor resultaron frágiles para semejante impiedad. Que no se puede reconstruir sobre fósiles pisados. Entonces tuvo que crecer , incluso él. Hasta los dioses tienen algo que aprender. Admitir que se pasó de rosca y aprender a soltar.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario