Besos de viernes cansados de
tanta lluvia. Besos al fin. Besos
teatrales. Besos de luna llena de agosto. Creo que es en dos semanas, se
podrían repetir. Besos inspirados. Inspiradores. Besos confiscados. Besos
imaginados y deseados. Apasionados. Que
se esfuerzan en apasionarse. Besos que se preguntan “¿qué estoy haciendo acá?”.
Suspirados. Emocionados. Besos poca cosa. Besos tristes. Forzados por un
libreto de ópera. Besos que es mejor no dar. Besos en el anfiteatro de la
Facultad de Derecho a mediodía. Besos de
no querer que se terminen . Con música de violines como un vals de
Strauss. Besos que no se olvidan nunca. Pero que uno quisiera haber olvidado
ya. Besos de amor de la vida. Esos no los conozco aún pero tengo gran expectativa.
Besos con culpa. Esos tampoco los conozco y no los conoceré nunca. Besos
escritos. Besos en un colchón en La Pedrera. Inesperados. Besos muy esperados.
Besos para hacer cambiar de opinión. Arrebatados. Soñados. Besos compartidos.
Estos son los peores , los que una nunca debería siquiera intentar. No unen,
separan. Besos transparentes y livianos, cómodos. Son los más lindos para
empezar. Después se transforman. Besos
exhaustos. Transpirados. Renovadores. Besos húmedos. Complicados. Estos últimos se agotan solos. No prosperan. Besos que querrían haber sido dados . Que no llegan. Besos engañadores.
Son de última. Besos conmocionados. Inciertos. Besos en un sillón blanco en una
terraza . Esos que marcan época. En las escaleras de un
boliche. De abrazos apretados. Besos que
rebalsan de electrones. Y dan la vuelta al mundo. Besos que rescatan .
Destellantes que iluminan varios metros a la redonda. Besos de despedida. Besos que traspasan. Que
no tienen límites. Besos de fin de semana largo.Y ahora, besos editados.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario