sábado, 15 de agosto de 2015

Besos



Besos de viernes cansados de tanta lluvia.  Besos al fin. Besos teatrales. Besos de luna llena de agosto. Creo que es en dos semanas, se podrían repetir.  Besos inspirados.  Inspiradores. Besos confiscados. Besos imaginados y deseados.  Apasionados. Que se esfuerzan en apasionarse. Besos que se preguntan “¿qué estoy haciendo acá?”. Suspirados. Emocionados. Besos poca cosa. Besos tristes. Forzados por un libreto de ópera. Besos que es mejor no dar. Besos en el anfiteatro de la Facultad de Derecho a mediodía.  Besos de no querer que se terminen . Con música de violines como  un vals de Strauss. Besos que no se olvidan nunca. Pero que uno quisiera haber olvidado ya. Besos de amor de la vida. Esos no los conozco aún pero tengo gran expectativa. Besos con culpa. Esos tampoco los conozco y no los conoceré nunca. Besos escritos. Besos en un colchón en La Pedrera. Inesperados. Besos muy esperados. Besos para hacer cambiar de opinión. Arrebatados. Soñados. Besos compartidos. Estos son los peores , los que una nunca debería siquiera intentar. No unen, separan. Besos transparentes y livianos, cómodos. Son los más lindos para empezar.  Después se transforman. Besos exhaustos. Transpirados. Renovadores. Besos húmedos. Complicados. Estos últimos se agotan solos. No prosperan.  Besos que querrían haber sido dados . Que no llegan. Besos engañadores. Son de última. Besos conmocionados. Inciertos. Besos en un sillón blanco en una terraza . Esos que marcan época. En las escaleras de un  boliche. De abrazos apretados.  Besos que rebalsan de electrones. Y dan la vuelta al mundo. Besos que rescatan . Destellantes que iluminan varios metros a la redonda. Besos de despedida. Besos que traspasan. Que no tienen límites. Besos de fin de semana largo.Y ahora, besos editados.

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