martes, 25 de agosto de 2015

El día más triste



 Un 25 de agosto la iglesia del Huerto de los Olivos  se convirtió en un velorio. El viejo campanario no sonó. Las piedras de las calles aledañas que son muchas, se veían apenas de un gris pálido. Es difícil explicar la muerte. ¿Cómo hacerlo para una niña? ¿Cómo los cimientos resistieron tanta pena?   Compañeros de clase y amigos de doce años de edad. Un colegio cerrado por duelo. Las maestras, que estaban más apartadas. Las mamás  en los bancos del medio. En las primeras filas , nenes y nenas mirando el suelo. Con prudencia y pena se abrazaban, consolándose entre ellos. ¿Cómo se puede explicar lo que ni una entiende? ¿Cómo encontrar palabras que no existen? No están inventadas. No para estas cosas. Cuando la mamá más apesadumbrada  entró, se hizo silencio. Avanzó por la nave central sola, adelante de los que la venían acompañando. Caminó segura y firme. Los allí presentes se levantaron como cuando entra el sacerdote o una novia. El respeto y la admiración impregnaron todo. El día más triste ninguno de los  que estuvo ahí lo ha olvidado.




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