Hoy quiero una estufa a leña. Resignaría el vestidor si hiciera falta. Quiero una vieja estufa en el living o reinando en el amplio dormitorio. Siempre me gustó sentarme frente al fuego, atizarlo retrasando el sueño, las decisiones, el día. Que vuelen las chispas y rueden hasta que mis mejillas se vean coloradas y más vivas que nunca. Qué lindo. Recostarme en una alfombra grande y leer un libro de esos que entibian el alma. Hoy, por ejemplo leería de nuevo David Copperfield, de Charles Dickens. Me gusta especialmente la parte donde se ve a Ham balbuceando mientras habla del amor que siente por Emily. Dickens retrata la naturaleza con sencillez. Es imposible no sentirse Ham o Emily por un rato. Ese tipo de conmociones me gustan y sorprenden. Lo bello e inesperado es doblemente bello.
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