Aumentan la creatividad y la
alegría. La ternura y el deseo. Los sentidos están más abiertos y receptivos. Conmueven y agitan . Las estrellas son fulgorosas y
titilan seguras. A veces, como en una lluvia. Y otras solo una, rápida y
fugaz que nos hace pedir tres deseos. Los temblores de amor son más intensos.
Estremecen a las crisálidas y el momento suena a eternidad. La Madre de los Pozos,
que siempre espera paciente, ayuda a los enamorados que se acercan entre
sí. Por un tiempo los deja ver en el Libro de la Vida. Así, los ayuda a hilar
un destino luminoso y sereno. En estos días, la luna envuelve todo con
una capa plateada y la energía es fuerte, estable y refulgente. Los
romances son impetuosos. Aunque irreflexivos, desintoxica su lucidez y su
entendimiento. Las sonrisas mueven y animan las sensaciones de una noche
prolongada. Las caricias se endulzan . Y vibran de quererse tanto.
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