…que ya termina. Pegajoso.
Estirado y lento. Mezquino. Alejado de todo. Sin pretender ser otra cosa que eso mismo. Un día
de fiebre chato. La diferencia entre padecerlo y optimizarlo en lo posible es
la adaptabilidad. Y esperar a la mañana despejada, que por suerte hay una todos
los días.
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