domingo, 13 de marzo de 2016

Luna nueva de marzo



El hada de la luna  fue extraviada por los will ´o the wykes. La envolvieron en una capa oscura de terciopelo  y la confundieron. Mientras trataba de caminar, se tropezó con una piedra que rodó bajo sus pies. Una rama de sauce sumergida le enredó las muñecas y la hizo caer en una ciénaga. Todos  los horrores reptantes se congregaron a su alrededor y la enterraron bajo la gran piedra. Los malos espíritus la vigilaron para que durante nueve días no brillara en el cielo. Entonces muchas cosas cambiaron. Hubo frío donde debía haber calor. Corazones débiles. Noches interminables sin brillo y sin amor. Momentos que no se salvaron por falta de fé y pasaron de largo. Sentimientos fuera de espacio y de tiempo que se ahogaron solo en el comienzo. Teatros vacíos con pianos solos y desafinados en un rincón. 

 Necesitó que alguien pronunciara los encantamientos en silencio, de forma  inaudible para los hombres. Solo así se pudo liberar , expulsar a los siniestros bogles y elvarse a los cielos. En el firmamento oscuro por fin hubo luz y de a poco el orden se fue acomodando. La marea limpió y arrastró todo lo que encontró. Piedras, vidrios pulidos y hasta pactos, sueños y conquistas perpetradas. Se preguntó cuál era su augurio, su destino y su fuerza. La vulnerabilidad llegó descuidada pero se hizo más fuerte y segura. Los juegos y los sueños se despabilaron. La tranquilidad también reapareció, aunque no como antes. Exigida, cansada de ser puesta a prueba encontró la forma apenas de un entendimiento apacible. Pero las camas frías se rebelaron a su suerte. Se preguntaron cuál es la vida media del amor y se estremecieron. Explotaron en un millón de átomos.

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