El aburrimiento nunca fue una
opción para mi. Casi tres semanas en cama y la energía casi en reserva, pueden
llegar a nublar el espíritu mejor dispuesto. Agotar la más prudente de las paciencias.
Se pueden inventar cosas para hacer, pero si el cuerpo no acompaña, en algún
momento los recursos y la imaginación también empalidecen. Incluso para
escribir. Hasta me estoy aburriendo de mi misma. Urge cambiar el escenario .
Aunque sea ir hasta la esquina o caminar unas cuadras hacia la plaza y ver con
qué me encuentro. Tal vez en el camino me cruce con un marroquí con turbante
ceñido. O una mujer oriental con abrigo amarillo. ¿Y un perro desorientado
buscando hogar? Algo que me obligue a cambiar el discurso. Más que películas y
libros, es necesaria vida . Un mundo real para enriquecer el imaginario. Quiero
vida. Que fascine, que duela o que enrarezca. Quiero salir con mis amigas el
viernes. Al barcito nuevo de Palermo o de Devoto, no me acuerdo y es lo mismo. Volver al teatro del millón de sueños a ver
qué tan bueno es lo que hizo el Brad Pitt argento . Dicen que es excelente . ¿Me
voy a tener que desdecir? ¿Que se tenga un talento extraordinario , se sepa
usar y los demás lo noten….justifica la soberbia y el maltrato a los demás? No,
no me desdigo. Quiero ir al teatro y fríamente decir “Felicitaciones, se vio
bien”, en el mejor de los casos. O irme en el medio de la función porque no me
gusta como trata los temas que trata: lo vergonzoso, lo prohibido, la guerra,
el odio, el amor, el sexo, lo que mata, lo que da vida….¿No es muy presuntuoso
para una sola obra? Quiero vida. Brazos que no se cansen de apretar nubes y
sueños. Gente. Percheros repletos de
tutús ornamentados. Quiero nenas para vestir. Con sus muñecas y cuentos. Quiero
hacer, dar y derrochar. Más vida. Esperanzas y amor de diez mil maneras.
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